LA PRIMERA COMUNION
El Credo
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y
de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien
todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día,
según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del
Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con él
Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los
profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
Jesús, mi señor y redentor, yo me arrepiento de todos los
pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos
he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío
en que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis
culpas, y me has de llevar a la vida eterna.
Amen.
Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la
bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al
bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos
los santos, y a vosotros, hermanos, que pequé gravemente con el pensamiento,
palabra y obra; por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa. Por tanto,
ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel
Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y
Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a Dios
nuestro Señor. Amén.